Yo Soy descendiente de inmigrantes europeos —en su mayoría españoles— que convergieron en la Ciudad de
México, donde nací en 1948 y vivo actualmente. Soy mexicano. Mi apellido Ferreiro, significa literalmente
herrero, lo que bien pudo ser genéticamente determinante para mi vocación.
Siendo niño viajé extensamente por mi país, lo que generó en mí un gran aprecio por la cultura propia,
sincretismo del Prehispánico rico en escultura masiva y recia, así como del Colonial (eclecticismo celta,
romano, árabe y barroco), lleno de figuras y símbolos esculpidos en todos los materiales posibles. México
es un país de esculturas y escultores. En la misma época y previo a la invasión de los medios, viajé
también por casi todos los Estados Unidos y Canadá, lo que me permitió conocer en persona la civilización
más avanzada del mundo generada a partir de una vasta herencia multicultural. Este enorme contraste
despertó mi curiosidad y gusto tanto por lo antiguo como por lo contemporáneo. Ya adulto, he ampliado mis
horizontes a Sudamérica y Europa, lo que hizo crecer mi perspectiva y consolidó mis preferencias. Además
de diversos lugares de mi país, tengo especial gusto por Buenos Aires, San Francisco—donde viví y trabajé
por un tiempo—, Nueva York, Quebec, París, Florencia, San Petersburgo, Sevilla y los pequeños pueblos
mediterráneos.
Por lo que se refiere a mis estudios, casi todos fueron interrumpidos por dificultades financieras o bien por
inconformidad con los métodos académicos tradicionales, pero siempre he tenido la convicción de que el
estudio y el trabajo constantes son indispensables. Así fue que me convertí en un autodidacta exigente y
disciplinado.
Deseando ser diseñador industrial, por necesidad económica me improvisé como diseñador gráfico por más
de 30 años. Durante ese periodo, en mi tiempo libre elaboraba proyectos de diseño de objetos y de
escultura que solamente servían para mi satisfacción personal. Simultáneamente, visité regularmente
museos y galerías de cualquier lugar donde estuviera, y algo muy importante: constantemente escuché
música. La nostalgia por crear utensilios cotidianos, mi pasión por la geometría y el arte, el conocimiento de
símbolos, y la habilidad arduamente adquirida para trabajar con mis manos todo tipo de materiales y
técnicas, me decidieron al principio de la década de los 90 a dedicarme totalmente a mi actual profesión.
Esa es mi formación: estudio y trabajo, viajes, museos y galerías, curiosidad científica y tecnológica y
múltiples influencias artísticas plásticas y musicales. De Rodin y de la práctica del Tai Chi aprendí que la
lentitud no es solo un tempo, sino un modo de sincronizar la mente y el cuerpo con el espíritu para hacer las
cosas ponderadamente; de esa manera insisto en llevar a cabo mi trabajo. Aprecio grandemente la obra de
Leonardo, Caravaggio, Velázquez, Goya, Renoir, Picasso, Modigliani, Brancusi y muchos más, pero
especialmente la de Julio González, Pollock, Tápies, Tamayo y Chillida; también admiro a todos aquellos
desconocidos que hacen arte, artesanía y diseño con pasión y calidad y valoro su enseñanza.
No creo ser excesivamente romántico al afirmar que en mi obra —la cual yo defino como poética y
melancólica, nostálgica y evocadora, simbólica, sutilmente erótica, minimalista, primitiva y vanguardista a la
vez, humorística, irónica y paradójica— se manifiestan todas esas influencias y también se materializa la
música que escucho: la riqueza de Bach y Vivaldi, la maestría de Mozart y Bethoven, la sutileza de
Debussy y Philip Glass, el drama del tango de Astor Piazzola y del Flamenco rockeado de Alejandro
Sanz…La Mari (La Indescriptible),así como Rodrigo y Gabrielala (¡virtuosos!), la profundidad del Blues de B.B. King y Miles Davis, el inspirado Jazz de
Keith Jarrett y Jacques Loussier, la emotividad de Janis Joplin, Joe Cocker y Beth Hart, la innovación provocativa de
The Beatles —con quienes yo crecí— y la cadencia del Bossa Nova de Vinicius de Moraes y Antonio Carlos
Jobim, además de la ingenua y vernácula sensualidad de los boleros mexicanos.
He expuesto individual y colectivamente en mi país y en el extranjero, y actualmente mis piezas se exhiben
en la Ciudad de México, Londres, París, Milán, Bari, Tokio, Singapur, Vancouver, Montreal, Sao Paulo,
Nueva York, Chicago, Washington, Boston, San Francisco, Los Ángeles, Dallas y en diversas localidades
de Francia y los Estados Unidos; pero mi valor más emblemático es mi arte por sí mismo, que es mi
trabajo… y yo soy ambos. Soy no más ni menos que eso.
Manuel Ferreiro
Diseñador / Escultor
I am a descendant of European immigrants —most of them Spaniards— whom converged in Mexico City,
where I was born in 1948 and currently live. I am Mexican. My name Ferreiro, literally means blacksmith,
which may well have been genetically determinant to my vocation.
In my childhood I traveled extensively throughout my country, developing a fondness for my culture,
syncretism of the Prehispanic, rich in massive and rough sculpture as well as the Colonial (eclecticism of
Celtic, Roman, Arab and Baroque) full of figures and symbols sculpted in every possible material. Mexico is
a land of sculptures and sculptors. In that same period, previous to the media invasion, I also traveled most
of the United States and Canada, getting acquainted in person with the most advanced civilization
generated from a vast multicultural heritage. That great contrast awakened my curiosity and enjoyment for
the ancient as well as the contemporary. As an adult, I broadened my limits to South America and Europe,
widening my perspective and consolidating my preferences. In addition to several places of my country, I
am particularly fond of Buenos Aires, San Francisco —where I lived and worked for a time—, New York,
Quebec, Paris, Florence, St Petersburg, Seville and the small Mediterranean towns.
As for my studies, most of them were interrupted due to financial difficulties or disagreement with the
traditional academic methods, but I always had the conviction that constant study and work are
indispensable. Thus, I became a demanding and disciplined self-educated person.
Though I wanted to be an industrial designer, for economic reasons I improvised as a graphic designer for
more than 30 years. During that period, in my spare time I worked in object design and sculpture projects for
my sole satisfaction. Simultaneously, wherever I was at the time, I regularly visited museums and galleries,
and something very important: listened to music constantly. Nostalgia for the creation of every-day
utensils, passion for geometry and art, knowledge of symbols, and the arduously obtained ability to handle
all kinds of materials and techniques, induced me to decide in the early 90's to embrace my current
profession.
Such is my background: study and work, travel, museums and galleries, scientific and technological
curiosity and multiple visual arts and musical influences. From Rodin and Tai Chi practice I learned that slow
is not only a tempo, but also a mode to synchronize mind and body with the soul, so things are done
pondered; I insist on developing my work in such way. I greatly appreciate the artwork of Leonardo,
Caravaggio, Velazquez, Goya, Renoir, Picasso, Modigliani, Brancusi and many more, but particularly that of
Julio Gonzalez, Pollock, Tapies, Tamayo and Chillida; I also admire all those unknown to the public who
produce art, crafts and design with passion and quality and value their teachings.
I don’t believe I am too romantic by asserting in my work —which I define as poetic and melancholic, nostalgic
and evocative, symbolic, subtly erotic, minimal, primitive yet avant-garde, humorous, ironic and paradoxical—
all those influences are manifested, and the music I listen to is materialized: the richness of Bach and
Vivaldi, the mastership of Mozart and Bethoven, the subtleness of Debussy and Philip Glass, the drama of
Astor Piazzola's Tango and the rock-and-rolled Flamenco of Alejandro Sanz… La Mari (the indescribable)
as well as Rodrigo y Gabriela (virtuoso!), the depth of B.B King's and Miles Davis's Blues, the inspired Jazz
of Keith Jarrett and Jacques Loussier, the emotion of Janis Joplin, Joe Cocker and Beth Hart, the
provocative innovation of The Beatles —with whom I grew up— and the cadence of Vinicius de Moraes's and
Antonio Carlos Jobim’s Bossa Nova, as well as the naive and vernacular sensuality of the Mexican boleros.
I have exhibited solo and collectively in my country and abroad, and currently my pieces are displayed in
Mexico City, Paris, London, Milan, Bari, Tokyo, Singapore, Hong Kong, Vancouver, Montreal, Sao Paulo,
New York, Chicago, Washington, Boston, San Francisco, Los Angeles, Dallas, and localities throughout
France and the United States; but my most emblematic value is my art itself, which is my work...and I am
both. I am not more neither less than that.
Manuel Ferreiro
Designer / Sculptor